Koh Lanta: dónde comer, dormir y conocer gente

Alojamiento con piscina al mejor precio en Koh Lanta

Tras mis primeros días en el norte de la isla, quise conocer el resto del lugar. Al día siguiente encontré un hostel por 2,5 euros (100 bath) la noche en el centro de Koh Lanta en Tailandia. ¡Qué barbaridad, menudo ofertón! Se trataba de un dormitorio compartido de 4 camas con ventilador en Lanta Sabai Hotel & Bungalows, situado en primera línea de playa.

Nada más llegar a la habitación, me encontré con Lea, una alemana de 19 años que viajaba sola. No deja de impactarme,  19 añitos y ya viajando sola. Y yo con 29, me lo tuve que pensar mil veces antes de dejarlo todo para viajar a Tailandia. No era la primera vez que me encontraba chicas tan jóvenes solas. ¡Qué valientes!

Lea y yo nos caímos genial en seguida y pasamos el día juntas. Un día tranquilo, de playa y salir a comer. Cogimos el camino equivocado a la  playa, así que terminamos entrando por un resort y adueñándonos de sus tumbonas. El lugar era idílico, sin gente, rodeado de palmeras y con constante brisa del mar. Ouh yeah, esto es vida.

La playa es Klong Noen Beach, si continúas caminando por ella es así de bonita.

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Dónde comer (con precios) en la isla de Koh Lanta, Tailandia

La parte central de la isla está repleta de restaurantes locales, cada cual más delicioso. Lo sé, porque la isla era tan acogedora que terminé quedándome 3 semanas allí. Justo en frente del hotel, encuentras un local llamado Long Tob donde encontrarás arroz frito de todas las maneras o pad thai por 60 bath (1,5 euros), calamares a la barbacoa por 150 bath (3,8 euros) y muchos más platos y deliciosos batidos de frutas.

A la izquierda del hotel, se encontraba Rocks Bistro & Bar, con comida asiática y europea. Puedes encontrar arroz frito por 90 bath (2,3 euros), curry por 150 (3,8 euros) y comida europea tal como una buena hamburguesa o un sandwich club. La comida europea siempre la venden a un precio más alto. Pero después de tanto noodle y arroz, a veces, simplemente, SE NECESITA.

Mientras buscábamos algún restaurante aquella noche, nos cruzamos con un chico rubio en un puesto de Pancakes. Lea y yo nos quedamos mirando, a los pancakes digo. Él y su rollo surfero me sonaban de algo, muy cool él así con su melena al viento. Nos dijo que eran los mejores pancakes y le prometimos que sería nuestro postre, los pancakes digo. El puesto se encuentra justo en frente del supermercado Tesco, a unos 5 minutos a pie del Hotel.

Si vas con presupuesto de pobre como yo, nada de desayunar fuera. Deja eso para los ricos. Casualmente pegado al Tesco, hay un 7eleven donde podrás comprar sandwiches calientes, croissants, magdalenas, cereales o lo que a ti te apetezca por 1 euro o menos. Delicioso. Yo, solía optar por unos cereales con leche… Mmmm…

Cómo conocer gente cuando viajas solo

En el anterior artículo sobre «Qué ver en Koh Lanta«, os conté acerca de algunas aplicaciones para conocer gente mientras viajas solo. Esta vez, quiero desvelaros la mejor forma para conocer gente según mi experiencia personal.

Si eres ultra vergonzoso como yo, donde seguro no vas a tener problema es en los dormitorios compartidos de 4 personas. No falla, entres o salgas, seas tú el nuevo o no, tus compis de habitación se convertirán en tus nuevos compañeros de viaje. La habitación es lo suficientemente pequeña como para no saludar a ese desconocido que dormirá a tu lado. ¿No crees? Continúo con mi historia para que veáis que lo que digo es verdad…

Al día siguiente Lea se iba y yo me quedaba sola y abandonada de nuevo, bajé con mi ordenador a la sala común y allí encontré… ¡al chico de los pancakes! ¡Claro! De eso me sonaba, el chico se alojaba ni más ni menos que en nuestro hostel.

Me senté con él y empezamos a hablar. Jake trabaja online y me estuvo contando algunos trucos para ganar dinero por internet que me dejaron alucinada. Guapo y con cabeza, este chico lo tiene todo vaya.

Ahí pasamos la mañana,enseñándonos cosas en el ordenador. Más tarde quedé con Sharmaine, una bonita española que conocí por Couchsurfing, ya sabéis, esa aplicación perfecta para conocer gente mientras viajas. Invité a Jake a venir y accedió. Cuando fui a coger dinero a la habitación tenía un nuevo compañero de habitación, Wily, alemán, nada más entrar se levantó a saludar. Le ofrecí que nos acompañara a tomar algo y no lo dudó un momento.

De la nada, tenía 3 nuevos amigos. Sharmaine abandonaba la isla esa mima tarde y los chicos y yo continuamos el día en la playa y más tarde en la piscina del hostel. Bendita piscina, por las noches no había nadie , el agua estaba caliente y se veían las estrellas, era una real pasada.

Allí estábamos los tres desconocidos, compartiendo historias y haciéndonos haciéndonos preguntas personales. Hablando de amores, Jake dijo que no creía en un sólo amor para toda la vida, sino en muchos. Quiso decir algo así como que todo amor tiene su caducidad.

A mí me hizo mucha gracia y no pude evitar reírme, salpicarle y decirle que era un “asshole” que viene a significar «gilipichis» en español. 

En fin, que los 3 pasamos los siguientes 3 días juntos pero no revueltos, me explico, nos levantábamos, desayunábamos juntos, luego cada uno trabajaba con su respectivo ordenador y más tarde nos reuníamos para comer o ir a la playa. Era simplemente perfecto.

Visita a la cascada de Koh Lanta en vídeo, Tailandia

¡Muy importante! Todo viajero que se precie debe llevar sí o sí una mini cámara de video/foto acuática. La amo, no pesa nada y me regala mis mejores recuerdos.

Andaba un poco de bajeras con el último artículo que había publicado en el blog, pensaba que le faltaba chicha y Jake decidió que hiciéramos algo para remediarlo. Así que me volví a subir a una moto, si, después de decirle a dos personas en esa isla que no me subía con ellos porque me daba miedo, voy y le digo que sí al americano. «Esta se sube con el que le interesa», pensaréis, pues no, yo siempre pido los años de experiencia en motocicleta, tsss, ¿con quién crees que tratáis?

El caso es que fue un día chachi, yo iba segura en la moto, el paseo hasta la cascada fue un poco mortal, íbamos chorreando de sudor pero el llegar y meterse en el agua fresquita mereció la pena. Ahí andábamos, remojando y haciendo fotos cuando voy y me doy cuenta que he perdido mis gafas de ver. ¡Ay! «¡¡¡No os mováis!!! Que las podéis pisar.» dije. Me agaché, el suelo, estaba lleno de hojas y piedras, cualquiera las encontraba, debí dar tanta pena que ambos me ayudaron a buscarlas y yo no dejaba de decir «¡¡¡¡¡Pero mirad donde pisáis!!!!» De repente toco algo, lo saco y son unas gafas rotas. ¡¡¡NOOOO!!! pero gracias a dios no eran las mía, era el cadáver de otro. Me pareció una señal. Cuando el bonico del alemán va  y las encuentra! 38 mil millones de gracias le di!!! ¡Olé! visita a la cascada superada. No dejéis de visitarla porque el camino hasta allí es toda una experiencia.