400 bath (10,5 euros) me costó el transporte desde mi adorado Koh Lanta a la casi desértica isla de Koh Mook. Tailandia me tenía enloquecida y quería conocer todas sus islas. Hora de salida: las 8:40 de la mañana. Compré el billete en el puesto que había justo en frente de mi hostel: Lanta Sabai Hostel&Bungalows. El tailandés que me atendió, un tal Reem, me dijo que su primo Dada tenía unos Bungalows en la isla y que podría dejármelo por 300 bath la noche, precio amigo –guiño, guiño, sonrisa–.
Tan solo el viaje en barco a Koh Mook fue de lo más espectacular, mirad qué pasada:
Una vez llegada a Koh Mook, tuve que andar 20 minutos al sol con el mochilón para llegar a los Bungalow. Los del tuk tuk (transporte asiático a modo de taxi) que esperaban a la salida del barco dijeron que mi alojamiento se encontraba a 2 kilómetros y que, para llegar, debería subir una montaña. No les hice ni caso, el alojamiento estaba a 800 metros y olvídate de montañas. Ayyyy mentirosillos tuktukeros…
Llegué muerta de calor. Una mujer de lo más adorable enseguida me ofreció una fanta de color verde en un vaso con mucho hielo. Sí, la fanta era de color verde, sigo sin saber de qué era exactamente pero estaba tan buena que los siguientes días sólo bebería una cosa: ¡¡fanta verde!! Bebida en mano, sólo me quedaba disfrutar de las vistas de Koh Mook Garden Resort.
Una vez refrescada, la mujer me dice que el Bungalow son 400 bath la noche. Le comento que yo soy íntima del primo Reem (guiño – guiño – sonrisa), le enseño su tarjeta (si cuela, cuela) y le cuento que él me ofreció un descuento y el Bungalow quedaría por 300 bath. Ella le llamó inmediatamente por teléfono y hablaron en tailandés, no parecía una conversación muy amistosa, imaginaba cómo la mujer regañaba al pobre Reem: «¿¿Pero tú de qué vas primo?? ¿¿Quién te ha dicho que yo ofrezco descuentos?? ¡Que sea la última vez!»
Brutal. El caso es que no coló y me dijo que eran 400 bath y que el desayuno iba incluido. Y me convenció. Nada como un desayuno incluido para convencer a los clientes. Bueno eso… Y que cualquiera se pone a andar con el mochilón a buscar alojamiento con el calor que hacía. Qué va, qué va…
El alojamiento fue un gran acierto, el lugar es increíble y, aunque en la playa de en frente baja bastante la marea por las mañanas, sigue siendo un espectáculo digno de ver. Al estar rodeado por árboles, la brisa corre en todo momento y no hace nada de calor. Es lujo, puro lujo, con una pequeña piscina de agua fresquita con vistas al mar.
No aguantaba más, las vistas desde el barco ya eran demasiado alucinantes, así que cogí mi cámara y fui en busca de esas playas de ensueño. Las calles de Koh Mook son muy estrechas, por allí no cabría un coche normal. Según andaba no me crucé ni un alma y por el camino encontré lugares tan bonitos como este.
Y por fin, llegué al paraíso en tierra. Arena blanca y aguas turquesas en una playa casi desierta. Y alucino, y no entiendo cómo es posibe que allí no haya nadie. ¡Con lo popular y turística que es Tailandia!
Resulta que todo el mundo va a las mismas islas… Así que si quieres unas vacaciones en un paraíso privado, ¡tienes que salirte del mapa amigo! Mirad dónde terminé yo:
Por el camino me crucé con una brasileña. La única turista que había visto en la isla hasta el momento. Me contó que efectivamente la isla parece desierta, y eso me chiflaba…
Para ver el atardecer, me aconsejó ir a Charlie Beach, a unos 30 minutos andando de mi alojamiento. El paseo se hace sin problema. Podéis también alquilar una bici ya que a penas hay tráfico (ves alguna moto y algún tuk tuk muy de vez en cuando). Una vez llegada, me di cuenta de que el paseo había merecido totalmente la pena.
Y por último, ¡el plato fuerte de la isla de Koh Mook! Algo que bajo ningún concepto debéis perderos si visitáis Tailandia: Emerald Cave (o Morakot Cave). Se trata de una playa maravillosa a la que sólo podéis llegar a través de una cueva en el agua. Nadaréis unos 80 metros en la oscuridad dónde sólo os guiará la luz de la linterna del guía, si miráis hacia arriba encontraréis muchos murciélagos. Se escucha un sonido bastante terrorífico dentro de esa cueva. Es imperdible.
Aquí os dejo el vídeo y algunas fotos de nuestra aventura hacia Emerald Cave!
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