Así es el Open Day de Emirates 2019

¡Así es! Hace unos días me presenté al Open day de Emirates, o lo que es lo mismo, la entrevista que puede llevarte al cielo de las azafatas de vuelo. O eso dicen. Y es que la aerolínea Emirates da muy buenas condiciones a sus azafatos: más de 2.000 euros al mes y habitación pagada en Dubai, por ejemplo.

Si tú también quieres presentarte, a continuación te cuento las etapas, cómo son las dinámicas de grupo y qué leches preguntan.




Antes de ir al open day de Emirates

Lo primero que tienes que tener claro es lo siguiente: No es el trabajo de tu vida. NO LO ES.

¿Pero no lo acabas de pintar como el cielo de las azafatas?

Sí, pero el trabajo como tripulante de cabina es duro. Largas jornadas, levantarte de madrugada, dormir a deshoras (si es que consigues dormir), aguantar pasajeros insoportables, vivir en un país a 40 grados…

Vamos, que no es como ganar el sueldazo de Nescafé así de repente. ¿Me sigues?

El 90% de los asistentes al open day de Emirates no lo conseguirá. Y no es por quitarte la ilusión, pero tampoco quiero que vayas allí a darte el disgusto. Tú ve, prueba, si te cogen fabuloso, y si no, no es el fin del mundo.

*No quiero quitarle relevancia al puesto, pero en caso de no ser seleccionado, piensa que también tiene sus cosas malas.

Dicho esto… ¡COMENZAMOS!

Mi experiencia en el open day Emirates

Voy nerviosísima, antes de llegar, cambio mis zapatillas por los tacones en una parada de autobús cercana. Uff qué dolor, yo ya no sé andar con esto.

Allí conozco a Begoña, empezamos a cotorrear y me tranquiliza un poco, sólo un poco.

Nos hacen registrarnos en una página web. Algo sencillo: nombre, email, fecha de nacimiento y poco más.

[do_widget id=wysija-5]

Etapa 1: Entrega de currículum

La primera prueba es rápida e indolora. Consiste en dar tu CV a la entrevistadora y ella te hace una o dos preguntas (o ninguna) y te da tu número de candidato. Que no te haga una pregunta no significa que no le hayas gustado. Sigue respirando.

A mí en concreto me dijo:

ENTREVISTADORA: Veo que hablas idiomas.

YO: Sí, hablo tal, tal y tal idioma.

ENTREVISTADORA: ¿Tienes experiencia en atención al cliente?

YO: Sí, he trabajado como tal, tal y tal.

Ni qué decir tiene que todo el proceso de selección es en inglés, por lo que si no sois fluidos en el idioma, no vayáis.

Con esa poca información, esa joven entrevistadora debe rechazar a algo más de la mitad de candidatos. Para saber si pasas, espera a que cuelgue la lista de los afortunados.

Y por fin cuelga la lista. “¡Está tu número!”, me dice Begoña. ¡No me lo podía creer! Qué emoción.

No te preocupes si no te seleccionan en la entrega de CV. En serio. Piénsalo bien, la entrevistadora tiene sí o sí que descartar gente. Creo que la suerte juega un grandísimo papel aquí. La suerte y el feeling que tú le des a esa única entrevistadora. Allí descartaron a gente con experiencia como azafatos e incluso a chicas que habían conseguido pasar a la fase final en anteriores open days.

Así que, pase lo que pase, no te rayes.




Segunda etapa: Dinámica en pareja

Foto de Jeffrey Paa Kwesi Opare en Pexels

Toca esperar una hora para la siguiente prueba.

Llega el momento, volvemos a entrar en la sala. Nos dividen por parejas y nos dan una fotografía a cada una. Las fotografías ilustran diferentes momentos en un avión. Detrás de la foto hay 4 preguntas. Debemos responderlas y exponer luego en 30 segundos. Sí, en sólo 30 segundos te juegas tu pase a la siguiente etapa.

Tienes unos minutos para hablarlo con tu pareja. La entrevistadora te mira mientras hablas con tu compañero, pero no se acerca para ver lo que decimos tal y como había leído en otras experiencias. Ni siquiera creo que pueda oírnos.

Según he leído, en teoría aquí se fijan también en tu comunicación no verbal y trabajo en equipo.

Las preguntas son muy fáciles: “Quién aparece en la fotografía?, “Qué está haciendo?”. Mi compañera y yo las respondemos en 2 segundos y ella sugiere: “Si quieres hablo yo primera y luego sigues tú”. Nos ponemos de acuerdo en qué decir cada una. Ella dice: “Ya está, estamos preparadas”. Yo no estoy tan segura, no me parece que esas simples respuestas nos den el pase a la siguiente fase. Fin del tiempo, toca exponer.

Suerte la mía, no somos las primeras en exponer, rápido, piensa una respuesta magistral.

Ahora sí, es nuestro turno. Mi compañera comienza, lo hace estupendamente bien, muy calmada y en perfecto inglés. Me toca, suelto mi frase currada y quedo de lo más bien.

La entrevistadora no cronometra los 30 segundos. Pero vamos, te da tiempo a decir un par de frases.

Y vuelta a esperar. Una espera interminable, nervios locos y risas con los compañeros. Que sinceramente, es lo mejor del proceso de selección.

La recruiter cuelga la lista, ¡y mi número está! ¡qué subidón! Mi compañera no ha pasado. No entiendo por qué, lo hizo estupendamente. Pero al final, sólo cuenta una opinión, la de la entrevistadora.




Tercera prueba: dinámica en grupo

Quedamos unos 20 candidatos. Nos separan en dos grupos. Es aquí cuando te miden y, uno a uno, te hacen una o dos preguntas sobre tu experiencia profesional: “Dime una vez en la que un cliente quedó altamente satisfecho.” ¡Me la sé! Contesto y me voy tan contenta.

Vamos a por la dinámica de grupo. Esta vez nos dan el mismo papel a todos: hay diferentes personajes en un avión (una madre, un señor mayor, un menor…) y sólo queda un plato de pollo. ¿A cuál se lo das? Entre los 10 hay que ponerse de acuerdo y argumentarlo.

Los candidatos empiezan a dar su opinión y yo no veo el momento de hablar. Me pongo nerviosa. En un momento alzo la voz e interrumpo sin querer a una compañera. Sé que eso no se puede hacer. Mecachis. No salgo contenta de la prueba.

La prueba dura unos 10 minutos. Seguidamente la entrevistadora elige a algunos de nosotros para hacer un juego de rol: ella hace de cliente enfadado y el candidato de azafato. Me fastidió no ser una de las elegidas porque sabía perfectamente cómo responder. Mierda – digo – ¡¡mecachis otra vez!!

Fin de la prueba. “Esta es la última etapa, los que paséis habréis llegado al final”, dice la recruiter.

De nuevo a esperar, no lo he hecho bien pero no pierdo la esperanza. Abren las puertas, la última lista es diminuta, y mi número… no está en la lista. ¡¡Noooooo!!

Sí, da mucha rabia quedarte a las puertas, después de pasar todo el día de nervios, de 9 AM a 6PM subida en esos malditos tacones de tu hermana. Pero bueno, me voy contenta de haber vivido todo el proceso. La próxima vez vendré mucho más tranquila y confiada.

Hasta entonces, parece que tendré que seguir volando como pasajera.

https://www.instagram.com/p/BiTrN-Pj3fA/

Conclusión

No te preocupes si no te seleccionan. En serio, más suerte la próxima vez.

Y si la fastidias en algún momento del proceso, tampoco pasa nada. Uno de los compañeros metió la pata en el juego de rol. No entendió lo que había que hacer y la entrevistadora tuvo que repetírselo 2 o 3 veces. Aún así tampoco supo muy bien qué contestar. Finalmente quedó finalista. Puede pasar, quizás te equivoques en una de las etapas pero igual te has lucido en la anterior, todo cuenta.

Si eres uno de los 10 finalistas, aún no cantes victoria. Todavía tendrás que vértelas con la prueba más dura: la entrevista final. Pero eso lo haces otro día, ahora te toca celebrar que ya casi estás rozando el cielo.

Y tú que me lees, si vas a presentarte; relájate, disfruta y no olvides seguirme en Instagram y Facebook.

Aquí te dejo un enlace para ver los próximos Open Day de Emirates.

Besotes!!