Mi primer encuentro con Bangkok

Emocionadas comenzamos nuestro primer día por Bangkok. Desayuno en el Hostal: café y tostadas. En el plato con mantequilla y mermelada que nos sirvieron venían incluidos unos bichitos, pero qué le vamos a hacer, con este presupuesto mochilero no nos vamos a poner exquisitas ahora… Así que me tomé las tostadas mientras aprendía mi primera lección: el Tailandia barato no es para escrupulosos.

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Cerca del hostel en el que nos alojábamos se encontraba el templo de Wat Bowonniwet. Pasamos de casualidad, las cosas como son. Aún así, nuestro primer templo nos dejó alucinadas. Para entrar debimos quitarnos las zapatillas y ponernos pantalón largo y camiseta con mangas. Una vez dentro no podías estar de pie, tenías que quedarte sentada o arrodillada en la moqueta. Nos fascinó, los dos buda son gigantes y te quedas atontada mirándolos. Aquel lugar estaba lleno de paz y nos podíamos haber quedado durante horas. (Pero continuamos, tampoco somos tan frikis).

Nos dirigíamos al siguiente destino cuando una Tailandesa muy simpática nos para y empieza a recomendarnos sitios que visitar. Nosotras encantadas pensamos: qué amable. Terminó parando uno de los famosos Tuk Tuk (una especie de triciclo motorizado que usa esta gente tan apañada a modo de taxi) recomendándonos un tour por 3 templos así como la visita a una agencia de turismo en la que podrían darnos más información. Dos paradas en agencias de turismo después, nos dimos cuenta de que lo que querían eran vendernos unas vacaciones… pero al final ni tan mal, visitamos 3 templos por el precio de 50 bath (1.3 euros).

Fuimos a ver el buda de 45 metros pero lo estaban restaurando así que no vimos gran cosa. Una vez que terminen las obras estoy segura de que es impresionante de ver.

Wat Saket o Monte Dorado, este sí, de visita obligatoria. Precioso. Para acceder a él debes subir unas escaleras que parece que te llevan al cielo.

A tan sólo 15 minutos a pie de Khao San Road, se encuentra el Templo Wat Ratchabophit, otra pasada.

– Día 2 –

Tras bajar a despedir a Vanessa, me dispongo a seguir visitando la ciudad. Vuelvo a ser solo traveler.

Y echo a andar (que es más barato y hago algo de ejercicio, son todo ventajas vaya), a los 15 minutos ya me entra el miedo, ¿¿Dónde están los turistas?? ¿Pero por dónde me lleva Google Maps? Y según pasa el tiempo, y yo sigo viva me doy cuenta que por muy diferente que sea a lo que estoy acostumbrada, es completamente seguro.

Paso por el monumento de la Democracia, otra vez, de chiripa… Pero yo vi aquel monumento y sabía que algo importante tenía que ser, así que le saqué una foto. Una vez buscado en Google (mi muy mejor amigo) ya pude saber lo que es.

Paso también (de chiripa) por el Royal Pavilion que es esta preciosidad que se ve aquí. Pasé por allí, me gustó, le saqué una foto.

Cuando llego al templo Wat Benchamabophit alucino, es uno de esos templos que no se pueden perder si pasas por Bangkok. Y como una imagen vale más que mil palabras, yo le hice tres, más vales que sobre.

Seguí caminando otros 15 minutos para llegar al Palacio de Dusit. Al acercarme me crucé a un guarda con un arma de lo más -chunga-, le pregunté si podía acercarme (no vaya a ser que no se pueda y me dispare o algo peor, mujer precavida vale por dos) y muy amablemente me dijo que sí, que evidentemente no entrase dentro del palacio (gracias por la aclaración), pero que me podía acercar. Era la única por allí así que pude sacar esta foto sin tan a gusto.

– Día 3 –

He conocido a Noelia por el grupo de Facebook de españoles en Tailandia. Noelia y su amiga Meli buscan gente para ir a visitar los mercados de Bangkok. Quedamos en su hostal Hostal Krit, donde conocieron otros 3 chicos, todos solo travelers: Thomas, Daniel y Ginger (este último tenía un nombre muy difícil y decidimos llamarle Ginger por facilitarnos la vida, era pelirrojo, muy original el apodo, nos costó llegar a él.. ;).

En la recepción llamaron a un taxi y todos nos fuimos al mercado flotante de Khlong Lat Mayom, inmenso: frutas, verduras, helados, comida, ropa…

Allí nos montamos en barco por 83 bath cada uno (unos 2 euros), un paseo que duraría unos 40 min. Lo más increíble del paseo fue ver a los niños tailandeses felizmente bañándose en aquellas aguas.

Más tarde fuimos a China Town, y de nuevo el paraíso del consumismo, todo lo que puedas imaginar podías encontrarlo allí: Gafas de sol, bolsos, llaveros, camisetas o chanclas con forma de pez (el último grito), zumos, comida callejera… Pasillos muy estrechos entre los que pasaban motos a toda velocidad y más te valía apartarte ya que ellos no tienen intención de parar…

Y ha sido un día improvisado genial, para la vuelta nos subieron a los 6 en un taxi… (welcome to Thailand…) Gracias a las redes sociales encontré un grupo muy majo con el que compartir parte de mi viaje. Si hay algún introvertido que quiera viajar solo desde luego las redes sociales es perfecto para conocer a otros viajeros.

Me doy cuenta que somos muchísimos los que viajamos solos y todos estamos deseando conocer gente. Es una de las cosas más especiales que me está dando esta experiencia. Yo encontré a estas chicas en el grupo de Facebook: Mochileros en Tailandia.